La madre está indefensa mientras

Ahora, tu mamá tiene un spa y se dedica al pedicuro, pero tú no haces lo mismo, ¿verdad? Yo solo me encargo de recibir gente en el gimnasio, pero tú te cambias el color de las uñas de los pies cada tres días y, además, envías fotos. Eso es lo que me cuenta tu mamá. Ella dice que antes no te arregladas los pies, pero ahora te sorprende que los cuides tanto y que pidas que te cambien el color cada tres días, ¿y para qué? Pues para enviar fotos.

¡Vende fotos de sus pies! Angélica no sabe qué hacer con su hija | Acércate a Rocío

Tu mamá lo ve como algo positivo, porque ella es pedicurista y está contenta de que tú, como su hija, hayas comenzado a cuidar tus pies. Considera que es una señal de que estás entrando en la etapa de coquetería. Sin embargo, hay algo que no le gusta, y es que te esté pidiendo fotos de tus pies. No entiende por qué lo haces, y lo ve raro, sobre todo si es para enviarlas a alguien como Víctor, un hombre mayor, lo que la preocupa. Se pregunta hasta dónde llegará esta situación, porque si está pidiendo fotos de tus pies, ¿qué le pedirá después?

Yo entiendo que tú como pedicurista cuides los pies de las personas, pero si tu hija está haciendo algo que no está relacionado con el cuidado de sus pies de manera profesional, sino para alguien que no tiene necesidad de pagarle por ello, entonces la situación cambia. ¿Debería estar bien que vendiera fotos de sus pies? Claro que no. Si fuera una modelo de pies y estuviera bajo contrato, sería diferente, pero en este caso no lo es. La situación me parece extraña, y más aún que le esté pidiendo fotos a alguien como Víctor.

Rocío, te pregunto, ¿tú ves bien que esto ocurra? Porque si bien muchas personas pueden hacer esto de manera profesional, en este caso lo veo problemático, ya que no hay necesidad de que lo haga, y aún peor, que el dinero que está recibiendo no está justificado por un trabajo real. Además, lo más grave es que esté enviando fotos a un hombre que no tiene una relación profesional contigo, sino algo más personal, lo que pone en riesgo la confianza y la relación.

La situación es aún más compleja si llegamos al punto en que estás revisando el celular de alguien sin su consentimiento, porque eso es ilegal. Si ya llegas a ese grado de desconfianza, lo mejor sería que la relación termine, porque perder la confianza es muy difícil de recuperar. Cuando las personas se sienten invadidas de esa manera, la relación comienza a deteriorarse. Ya no habrá comunicación abierta, y siempre quedarán dudas sobre lo que se oculta.

Finalmente, si las pruebas están claras, como en este caso, las personas deben ser responsables de sus acciones. El problema radica en la omisión de información, y es ahí donde se pierde la honestidad, algo fundamental en cualquier relación. Si no se comunica lo que está pasando, aunque no se mienta directamente, se está ocultando la verdad.

Cuando la confianza se rompe, las consecuencias son graves. Aunque se pueda justificar de alguna manera el comportamiento de algunos, siempre se ve como una traición, y ahí es donde las relaciones empiezan a derraparse. Por eso, la falta de comunicación y de honestidad es el mayor error, y a veces, por mucho que se intente arreglar, el daño ya está hecho.